Un país es mucho más complejo que una empresa, pero guarda
correlato en los procesos de toma de decisiones, entre lo importante o
estratégico y lo meramente cosmético.
En una empresa, debatimos el futuro, hacia donde ir, qué
hacer. Generamos una Visión que nos guía y nos proponemos una Misión, qué hacer
y cómo obrar para alcanzar los objetivos. Planificamos y mucho. Actuamos,
ejecutamos, medimos y corregimos el rumbo. Procesos básicos de cualquiera que
conduce, sea un piloto de barco, un presidente o un empresarEo…
También es cierto que no existe, salvo casos muy
esporádicos, el iluminado que guía el destino… Se trata más de equipos de
trabajo, conducidos por un líder, que se encolumnan detrás de algo superior. Un
equipo sano, que comparte valores, que son ejemplo para los demás a quienes
lideran.
Hoy me toca vivir en un país donde no hay planificación
alguna. Todo es urgencia. Todo es efímero. Donde se antepone la soberbia y la
autoridad por encima del trabajo mancomunado de todos. Donde hay más pensamiento
en cómo sostener el poder que en ejecutar la Misión del país, hacerlo crecer
homogéneamente, con más oportunidades para todos, con más salud, más educación,
más trabajo, más inversión, con seguridad jurídica, diálogo, largo plazo…
El Kirchnerismo es la punta del iceberg visible, que muestra
lo peor de la corrupción y la politiquería barata y demagógica del poder. Que
se dejó mostrar solo por creer que la impunidad le es total. Que quedó expuesto
frente a la muerte en los casos de Once y La Plata… porque en definitiva todos
sabemos que es verdad que “la corrupción mata” y ellos, paladines de la
corrupción lo confirmaron. Quedaron empantanados en el chiquero de corrupción de los casos
Ciccone, Skanska, Baez, Spolzki, Cirigliano-Jaime, Vila-Manzano,
Eskenazzi-Cristobal… etc. etc. etc.
El Kirchnerismo
está festejando hoy su final de ciclo. En ese sentido, el problema es
aún mayor, cómo hacer que la clase dirigente futura tenga valores propios de un
país democrático y republicano, que prime el bienestar de todos, que la
corrupción sea definitivamente erradicada o duramente penada por la justicia.
Que los políticos no sientan que llegar al poder es la carta en blanco para robar,
pararse para toda la vida… Ello es, cómo hacemos para que los próximos gobernantes
sean mejores que esta lacra??
Debemos además, recuperar las instituciones, darles
autonomía, independencia, que ejerzan el control cruzado que sabiamente
promueve nuestra carta magna. Recuperemos el valor de la Constitución Nacional
como ley primera, como garantía de nuestros derechos y obligaciones.
Celebremos el 25 de mayo, recuperando los valores de
aquellos criollos que dieron vida a un gobierno autónomo, con la Visión de
transformar un virreinato en un país próspero y libre para todos. Salud al gran Pueblo Argentino.
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